4.- Retorno a los Neo-Clásicos/Neo-Liberales
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En la década de los 70, las teorías liberales de Hayeck, Von Mises, Friedman y Lucas, entre otros, se impusieron a los planteamientos keynesianos iniciando una feroz oposición al estado de bienestar, forzando la privatización de recursos públicos, la liberalización y desregulación de mercados financieros y laborales, la financiarización de la economía, el debilitamiento de los sindicatos, la austeridad, la socialización de las pérdidas capitalistas, la privatización de los bancos centrales, y un largo etcétera de políticas económicas que han marcado el devenir de los últimos 40 años.
Marshall aceptó la llamada Ley de Say según la cuál la oferta de los productos es la causa que determina a la demanda. Marshall, basándose en esa ley, no brinda la ecuación de Cambridge que parece probar que la economía gracias a su mano invisible llega al equilibrio de Walrass y Pareto dónde se da el pleno empleo, siempre que las actuaciones de las autoridades monetarias y el gobierno no generen barreras a ese equilibrio. Keynes enfatizó el papel de las expectativas, los “animal spirits” y señaló que la ecuación de Cambridge sólo se cumple a largo plazo dónde estaremos todos muertos. Además invirtió la ley de Say, no es la oferta, la producción, la que determina a la demanda, el gasto, sino que la demanda, las decisiones de gasto, determinan a la oferta haciendo que los capitalistas ajusten lo que quieren producir. Este equilibrio para Keynes no aseguraba el pleno empleo.
Keynes pensaba que la neutralidad del Estado en un momento crítico, como el que atravesaron las economías capitalistas desarrolladas durante la Gran Depresión en los años treinta, era muy peligrosa para la libertad de los individuos porque no aseguraba la eficiencia económica ni la justica social lo que daba argumentos a quienes pretendían instaurar un régimen totalitario. En el keynesianismo es crucial que el capitalismo asegurase el máximo de justicia social posible. Para ello proponen redistribuir la riqueza como condición necesaria para esa justicia.

En 1945 los súper ricos de Gran Bretaña recibían 123 veces más renta que el promedio de los ciudadanos. En veinte años de políticas keynesianas , en 1965, la diferencia de renta se había reducido a la mitad, es decir, era de 62 veces. En 1978, trece años más tarde, había alcanzado el menor diferencial quedando en 28 veces.
Los súper ricos odiaban este descenso de diferencial y las políticas redistributivas en las que se había basado tal reducción. Friedman en los setenta reformula la ecuación de Cambridge. Así nace el monetarismo. La teoría monetarista encaja perfectamente con el deseo de los súper ricos de frenar la distribución de sus rentas hacia el 99,99 % restante de la sociedad, de allí que promovieran con toda intensidad a partidos conservadores con líderes como Thatcher o Reagan y lobbies como la fundación Heritage. Las políticas neoliberales de la señora Thatcher fueron las mismas que las del señor Reagan en los Estados Unidos, un ataque frontal al mundo del trabajo y a los sindicatos. Iniciando políticas redistributivas de sentido opuesto a las iniciadas por los gobiernos anteriores. Como consecuencia de la aplicación de la lógica neoclásica, en 1990, tras doce años de neoliberalismo, cuando Thatcher abandonó el poder, los súper ricos ingresaban 70 veces más que el promedio. 17 años más tarde, en 2007, el 0’01 había logrado doblar la diferencia hasta 144 veces más que el promedio.
Para la corriente dominante neoliberal las causas de las crisis son externas al diseño político institucional capitalista que garantiza el desempeño óptimo de los mercados libres, quedando como única misión para las instituciones públicas la de restablecer el funcionamiento normal de los mercados frente a las incidencias críticas externas.
Como explica el documental Inside Job, de Charles Ferguson, el centro financiero de EEUU (Wall Street) ha estado configurando la sabiduría convencional del conocimiento económico universitario, reproducido en los centros académicos de mayor prestigio de aquel país. La banca, a través de la financiación de congresos, de revistas supuestamente científicas de gran renombre, de financiación de centros de investigación económica, de pagos a famosos economistas que directamente o indirectamente están a su servicio y del establecimiento de cátedras universitarias, ha configurado la “ortodoxia” del pensamiento económico que ha estado sirviendo, en su gran mayoría, a los intereses del capital financiero de EEUU.
El establishment académico económico condena al ostracismo a los economistas críticos.
La comunidad académica de grandes departamentos universitarios de Economía, donde se reproducía la ortodoxia, falló estrepitosamente, no sólo en prevenir las crisis, sino que contribuyó a que se produjeran. Y lo que el documental denuncia es que, a pesar de este gran fracaso e incompetencia, continúan dominando el pensamiento económico, guiando las respuestas a la crisis.
Debemos denunciar los estrechos cánones que la ortodoxia económica está profundamente ideologizada. Detrás de esa ortodoxia encontramos el enorme poder de la banca, que al promover el pensamiento neoliberal (que presenta como ciencia económica) está dañando el bienestar de la mayoría de la población.
Los libros de texto introductorios a la economía neo-liberar de todo el mundo no discuten la estructura y lógica interna de la teoría. Además, la falta de conciencia sobre la estructura lógica interna de la teoría en que están imbuidos los estudiantes reduce su habilidad para reconocer y solucionar los problemas e inconsistencias propias de la teoría. Así, la falta de atención sobre este punto, constriñe la aplicación creativa de la teoría e incapacita a los economistas neo-clásicos para entender, comunicarse con, y aprender de otras teorías y teóricos.
Por ello es tan importante tomar conciencia de la posibilidad de estudiar la economía con más de una lente, ya que según sea el color de nuestras gafas, nuestros análisis van a generar distintas líneas de actuación. Los análisis dominantes en los últimos treinta años, han marcado la senda del gran capital en detrimento de las personas, pero eso, va a cambiar.
Todo ello ha sucedido desde que Smith, hace 150 años, nos regalase una nueva forma de entender una parcela de un mundo que cambió radicalmente en su época. Gracias a gente como él dejamos de estar gobernados por Dioses y reyes.


Aunque desgraciadamente pasamos a estarlo por el Dinero y los capitalistas.